miércoles, 5 de octubre de 2011

Un contiño


Aí vos vai un conto de Andersen que sempre me chamou a atención. O caracol cúspelle o mundo sen importarlle o que pase nel, pola contra, a roseira ofrece ó mundo as súas rosas sen poder evitalo...



El caracol y el rosal
[Cuento infantil. Texto completo]

Hans Christian Andersen


Alrededor del jardín había un seto de avellanos, y al otro lado del seto se extendían los campos y praderas donde pastaban las ovejas y las vacas. Pero en el centro del jardín crecía un rosal todo lleno de flores, y a su abrigo vivía un caracol que llevaba todo un mundo dentro de su caparazón, pues se llevaba a sí mismo.

-¡Paciencia! -decía el caracol-. Ya llegará mi hora. Haré mucho más que dar rosas o avellanas, muchísimo más que dar leche como las vacas y las ovejas.

-Esperamos mucho de ti -dijo el rosal-. ¿Podría saberse cuándo me enseñarás lo que eres capaz de hacer?

-Me tomo mi tiempo -dijo el caracol-; ustedes siempre están de prisa. No, así no se preparan las sorpresas.

Un año más tarde el caracol se hallaba tomando el sol casi en el mismo sitio que antes, mientras el rosal se afanaba en echar capullos y mantener la lozanía de sus rosas, siempre frescas, siempre nuevas. El caracol sacó medio cuerpo afuera, estiró sus cuernecillos y los encogió de nuevo.

-Nada ha cambiado -dijo-. No se advierte el más insignificante progreso. El rosal sigue con sus rosas, y eso es todo lo que hace.

Pasó el verano y vino el otoño, y el rosal continuó dando capullos y rosas hasta que llegó la nieve. El tiempo se hizo húmedo y hosco. El rosal se inclinó hacia la tierra; el caracol se escondió bajo el suelo.

Luego comenzó una nueva estación, y las rosas salieron al aire y el caracol hizo lo mismo.

-Ahora ya eres un rosal viejo -dijo el caracol-. Pronto tendrás que ir pensando en morirte. Ya has dado al mundo cuanto tenías dentro de ti. Si era o no de mucho valor, es cosa que no he tenido tiempo de pensar con calma. Pero está claro que no has hecho nada por tu desarrollo interno, pues en ese caso tendrías frutos muy distintos que ofrecernos. ¿Qué dices a esto? Pronto no serás más que un palo seco... ¿Te das cuenta de lo que quiero decirte?

-Me asustas -dijo el rosal-. Nunca he pensado en ello.

-Claro, nunca te has molestado en pensar en nada. ¿Te preguntaste alguna vez por qué florecías y cómo florecías, por qué lo hacías de esa manera y de no de otra?

-No -contestó el caracol-. Florecía de puro contento, porque no podía evitarlo. ¡El sol era tan cálido, el aire tan refrescante!... Me bebía el límpido rocío y la lluvia generosa; respiraba, estaba vivo. De la tierra, allá abajo, me subía la fuerza, que descendía también sobre mí desde lo alto. Sentía una felicidad que era siempre nueva, profunda siempre, y así tenía que florecer sin remedio. Tal era mi vida; no podía hacer otra cosa.

-Tu vida fue demasiado fácil -dijo el caracol.

-Cierto -dijo el rosal-. Me lo daban todo. Pero tú tuviste más suerte aún. Tú eres una de esas criaturas que piensan mucho, uno de esos seres de gran inteligencia que se proponen asombrar al mundo algún día.

-No, no, de ningún modo -dijo el caracol-. El mundo no existe para mí. ¿Qué tengo yo que ver con el mundo? Bastante es que me ocupe de mí mismo y en mí mismo.

-¿Pero no deberíamos todos dar a los demás lo mejor de nosotros, no deberíamos ofrecerles cuanto pudiéramos? Es cierto que no te he dado sino rosas; pero tú, en cambio, que posees tantos dones, ¿qué has dado tú al mundo? ¿Qué puedes darle?

-¿Darle? ¿Darle yo al mundo? Yo lo escupo. ¿Para qué sirve el mundo? No significa nada para mí. Anda, sigue cultivando tus rosas; es para lo único que sirves. Deja que los castaños produzcan sus frutos, deja que las vacas y las ovejas den su leche; cada uno tiene su público, y yo también tengo el mío dentro de mí mismo. ¡Me recojo en mi interior, y en él voy a quedarme! El mundo no me interesa.

Y con estas palabras, el caracol se metió dentro de su casa y la selló.

-¡Qué pena! -dijo el rosal-. Yo no tengo modo de esconderme, por mucho que lo intente. Siempre he de volver otra vez, siempre he de mostrarme otra vez en mis rosas. Sus pétalos caen y los arrastra el viento, aunque cierta vez vi cómo una madre guardaba una de mis flores en su libro de oraciones, y cómo una bonita muchacha se prendía otra al pecho, y cómo un niño besaba otra en la primera alegría de su vida. Aquello me hizo bien, fue una verdadera bendición. Tales son mis recuerdos, mi vida.

Y el rosal continuó floreciendo en toda su inocencia, mientras el caracol dormía allá dentro de su casa. El mundo nada significaba para él.

Y pasaron los años.

El caracol se había vuelto tierra en la tierra, y el rosal tierra en la tierra, y la memorable rosa del libro de oraciones había desaparecido... Pero en el jardín brotaban los rosales nuevos, y los nuevos caracoles se arrastraban dentro de sus casas y escupían al mundo, que no significaba nada para ellos.

¿Empezamos otra vez nuestra historia desde el principio? No vale la pena; siempre sería la misma.

FIN

lunes, 3 de octubre de 2011

Obradoiros con Tarabelos


Comparto con vós un obradoiro que podedes facer nas vosas aulas, nas vosas casas..., en fin, cos vosos rapaces. Este en concreto fixémolo cun grupo duns 20 nenos de idades variadas entre os 5 e os 12 anos. Son tres cadros ilustran tres historias coñecidas por todos: "A galiña colorada", "O señor Don Gato", e aquela canción que anima a un caracol a votar os cornos ó sol.


Os pasos para facer un traballo así son estes:

1. Facemos ou buscamos o deseño que faremos despois cos nenos

2. A base que utilizamos e unha chapa de DM (cartón pedra) de 3mm de grosor que podedes conseguir en calquera almacén de madeiras. O primeiro é pintar o fondo con tempera ou pinturas acrílicas, simplemente delimitando neste caso con verdes e azuis os dous espazos da escena, ceo e terra.

3. De acordo co deseño decidido dividimos as figuras en

pezas recortadas en cartolinas.


4. Coa técnica de collage, ou pintando, e utilizando todo tipo de papeis de cores, cartolinas, e calquera outro material que se vos ocorra, os nenos dánlle vida a todas estas pezas coloreando cada unha.


5. Podemos utilizar materiais que fagan releve e polo tanto máis vida ós personaxes que ilustramos. Neste caso utilizamos bolas de corcho branco, que podedes conseguir con moita

variedade de tamaños en tendas de manualidades. Pero para conseguir releves podedes utilizar cartóns de papel hixiénico, bolas feitas de papel, corchos de embotellar, pratos ou vasos de cartón, Cds, e calquera cousa que se vos ocorra e teña unha forma que se poida adaptar a parte que queredes resaltar.

6. So queda montar todas as pezas, retocar algún detalle e colgalo onde teñades unha parede que necesite un pouco de cor.



domingo, 2 de octubre de 2011

Preséntovos Titirenet

Para os interesados neste fantástico mundo dos títeres, preséntovos un espazo onde podedes coñecer compañias, técnicas, ideas, etc. Comparto con vós unha das entradas de Títerenet para que vexades un exemplo do que vos podedes atopar e, por suposto, tendes moito máis en www.titerenet.com


Titerenet: nueva entrada

Link to Titerenet teatro de títeres y marionetas

Posted: 26 Sep 2011 03:05 PM PDT

Sin costosos materiales, una pizca de imaginación y muchas de ganas de divertir o sorprender a los niños, se pueden hacer infinidad de títeres de guante.
En esta ocasión, veremos cómo con unos sencillos pasos a seguir, podemos elaborar un títere de guante, con fieltro y poco más.
- Materiales:
* Fieltro de varios colores.
* Un folio.
* Un lápiz.
* Aguja e hilos.
* Alfileres.
* Ojos móviles (se pueden conseguir en tiendas de manualidades o para muñecos de peluche) o botones.
* Cola de contacto.
- Preparando los patrones.
1) Ponemos la mano sobre un folio y colocamos los dedos en la posición adecuada para este títere. El dedo índice, el dedo corazón y el anular deben estar bien juntos y a su vez, separados del dedo gordo y del meñique.
2) Marcamos la forma de la mano en esta posición con un lápiz o rotulador. Dejándole un poco de margen a todo el contorno, para que no quede muy ajustada a la mano.
3) Recortamos por la línea marcada.
4) Dibujamos la cresta en el papel y recortamos.
- Parte inferior del títere.
1) Sujetamos con alfileres el patrón de la mano al fieltro.
2) Lo marcamos con un lápiz.
3) Recortamos el fieltro, unos 5 milímetros por fuera de la marca.
- Parte superior del títere.
1) Doblamos el patrón de la mano por la mitad y marcamos cada una de las mitades por separado en el fieltro. Dejando también los 5 milímetros en la parte central.
2) Dibujamos y recortamos la cresta, en fieltro de otro color.
3) Unimos las dos piezas superiores por el centro, con la cresta entre una y otra.
4) Cosemos por el centro.
- Acabando el guante.
1) Recortamos en fieltro color rojo (o del color que le venga bien a tu personaje), una tira de 1 cm de ancho, para la lengua.
2) Recortamos un pequeño triángulo a la tira de fieltro rojo, en uno de sus extremos.
3) Unimos las piezas de la parte superior e inferior.
4) Introducimos la lengua de fieltro entre una y otra.
5) Cosemos el contorno del guante.
Ya sólo nos queda pegarle los ojos para que esta sencilla pero simpática iguana esté terminada.
Los ojos se los pegaremos con la cola de contacto. Eso sí, esto siempre debe hacerlo un adulto y en un lugar bien ventilado. O bien, podemos coserle unos botones o cualquier cosa que se nos ocurra y que le que debe bien al títere.

Elisa García es miembro de Cuentos con Encanto y Patrocinadora del proyecto Titerenet.
También es la diseñadora y constructora de la Tienda de Títeres Cuentos con Encanto.